Estamos en una situación de constantes cambios e innovaciones en el mundo profesional como personal que suscitan nuevos e imprevistos problemas.
La adaptabilidad a estos cambios solamente se puede afrontar con una mayor competencia en habilidades emocionales. Los nuevos retos exigen nuevos talentos.
En un proceso de cambio hay que saber detectar la importancia de una nueva idea y saber transformarla en un producto útil. Nada resulta más eficaz para plasmar una nueva idea que involucrar a los trabajadores en el proceso de su realización hacerles participes y que se sientan felices de lo que están haciendo.
Los cambios hay que verlos como oportunidades nuevas. Tener miedo a los cambios es síntoma de fracaso a largo periodo.
Las etapas emocionales que percibimos al cambio son las siguientes:
1. Negación o primer impacto: Percibimos un peligro generado por el cambio, donde sentimos ansiedad, lo que hace que nos bloqueemos y querramos seguir en el pasado.
2. Protección: nos aferramos a lo que ya tenemos costumbres y tradiciones reaccionando con empatía y en total desacuerdo al cambio.
3. Aceptación: nos sentimos impotentes al cambio inminente pero comenzamos a buscar soluciones y desarrollamos nuevas habilidades a los cambios que nos van a aparecer.
4. Adaptación o asimilación: Aceptación del cambio tras el primer éxito personal.
Siempre hay tiempo para realizar aquello que se nos quedo en el tinten solo hay que estar decididos hacerlo aun sufriendo cambios, cambios sinónimo de evolución.
Si no te mueves caducas.
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